Acudir a un psicólogo cuando uno no se encuentra bien emocionalmente todavía hoy en nuestro país sigue siendo una práctica poco habitual.

Cuando nuestro estado de ánimo es bajo, estamos tristes e incluso ansiosos tendemos a soportar el sufrimiento y a esperar que pase. Uno se pregunta hasta qué punto tiene que encontrarse mal emocionalmente para buscar ayuda profesional y tiende a apoyarse en amigos o familiares para lidiar con su causa. Sin embargo es más fácil cuando nuestro dolor es físico. Cuando nos resfriamos, nos duele la cabeza, el estómago o las muelas encontramos que no hay alternativa y sabemos que necesitamos un médico para recuperarnos.

¿Por qué nos cuesta tanto ir al psicólogo?

No hay una única razón sino varias:

Miedo a “abrirse” emocionalmente y sentirse juzgado:

Es normal sentir vergüenza o miedo la primera que te enfrentas a algo desconocido, pero hay que tener en cuenta que el psicólogo es un profesional cuyo objetivo es el de ayudar a recuperar tu bienestar.

El psicólogo no va a juzgarte sino a ayudarte.

Estigma social: ¿Qué pensarán si voy al psicólogo?

Muchas veces nos dejamos llevar por lo que los demás puedan pensar de nosotros.Tendemos a creer que la gente nos va a ver como personas débiles e incapaces de resolver nuestros propios problemas o incluso vernos como locos. Esto no es del todo así, lo cierto es que todos tenemos problemas y solemos empatizar con aquella persona que sufre.

Seguramente nuestro entorno desea vernos bien y se alegrará de que hayamos tomado la decisión de afrontar nuestra problemática apoyados por un profesional.

Si te das cuenta, es muy probable que conozcas a alguien que ya ha ido al psicólogo y que acudir a este es algo más normal de lo que puede parecerte. Como ocurre con otros temas que pueden ser controvertidos, con el tiempo acaban por normalizarse. Por ejemplo cada vez es más frecuente escuchar conversaciones sobre sexo, cuando antes parecía impensable.

Por razones económicas:

Es cierto que la asistencia psicológica al igual que la consulta a otros profesionales del sector privado; Dentistas, ginecólogos o fisioterapeutas pueden resultarnos poco económicas en un principio, pero cuando el problema se va resolviendo nos sentimos aliviados, con más fuerza y más ganas de vivir. Es entonces cuando empezamos a sentir que merece la pena esta inversión.

No obstante, es necesario resaltar que “el cambio” es el resultado de un trabajo conjunto y  siempre va a depender en buena medida del esfuerzo y el compromiso que el paciente tenga con su causa.

La asistencia psicológica ha de entenderse como una inversión en salud. Como bien sabemos la salud es el motor de nuestra existencia, es lo más importante que tenemos y mantenerla conlleva esfuerzo, tiempo y recursos económicos.

De todas formas también hay psicólogos que tienen en cuenta los recursos económicos con los que cuenta sus pacientes y  adaptan sus tarifas para que les resulten asequibles, como por ejemplo si un paciente se encuentra en situación de desempleo o tiene familia numerosa.

Por miedo al diagnóstico:  

Es también un motivo que frena a la hora de pedir ayuda el miedo a que un profesional de un diagnóstico o un resultado negativo.

Es bueno saber que en el espacio psicológico no hay evaluaciones negativas ni positivas que no dependan de uno mismo.Lo único negativo es esperar demasiado tiempo a solicitar ayuda profesional porque es tiempo que pierdes sufriendo cuando podrías estar dando pasos hacia la mejora. La terapia sólo puede ser un camino positivo que te guíe hacia un mayor bienestar vital.

Tolerancia al malestar emocional:

Uno no sabe cuánto tiempo tiene que estar mal o cómo de intenso ha de ser su sufrimiento psicológico para solicitar ayuda.

Esto es debido a que las emociones negativas forman parte de nuestro repertorio conductual habitual y nacen en respuesta a situaciones específicas que plantea nuestro entorno. Aprendemos a soportarlas y a convivir con ellas. Es precisamente la normalización de esta convivencia junto con otras cuestiones de educación social la que crea reticencias a la hora de solicitar los servicios de un psicólogo.

¿Cuando sé que tengo que acudir a un psicólogo?

Cuando veas que el problema te genera sufrimiento y malestar, y notes que interfiere negativamente en las distintas parcelas de tu vida ( trabajo, salud, relación de pareja..)

Si sientes que las emociones negativas ( tristeza, miedo, rabia…) condicionan tu toma de decisiones. 

Si estás perdido y necesitas que alguien te ayude a conocerte mejor y a encontrar tu camino.

Si los problemas con tu pareja se hacen frecuentes, queréis continuar juntos y no sabéis abordarlos únicamente por vuestra cuenta. Si te sientes mal contigo o tienes una opinión negativa de ti mismo que te genera sensación de inseguridad.

Si has llegado hasta aquí probablemente quieras por fin afrontar tu problema y estés pensando en acudir a un profesional, tras leer estás líneas te habrás dado cuenta de que no eres la única persona a la que le cuesta tomar esta decisión, pero también habrás comprobado que es de vital importancia acudir un especialista de la psicología con uno no se encuentra bien psicológicamente. Estoy segura de que a partir de ahora sabrás deshacer esas barreras y comenzarás a cuidar tu salud.